La mágica locura total de revivir
(columna publicada en la revista Reporte Publicidad de agosto)
Para entrar a un lugar donde no te conocen, hay que hacerlo con seguridad, a paso firme, decía mi abuelo. Y con un regalo. Y como esta es mi primera columna, les traigo de regalo una historia que me pareció fantástica. La leí en la excelente biografía “Astor Piazzolla, su vida y su música”, de María Susana Azzi y Simon Collier:
Resulta que cuando Astor Piazzolla tenía 14 años, en 1935, sus padres le prohibieron viajar junto a Carlos Gardel y su troupe hacia Colombia. El jóven Astor vivía en New York junto a su familia y había conocido al Zorzal mientras filmaba la película “El día que me quieras”. Astor hizo un papel allí (de canillita) y llegó hasta Gardel gracias a su talento musical. El precoz Astor se convirtió en secretario privado, guía turístico y traductor del ídolo argentino durante la estadía en Manhattan. En una escala de aquella gira, Gardel y el resto de los pasajeros murieron tras un choque de aviones en el aeropuerto de Medellín.
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