
Los derrames de petróleo golpean en múltiples frentes a la vez. El daño que causan no es solamente ecológico, sino también económico, político y social. Una de las tareas más duras que tiene la ciencia es separar al petróleo del agua, y puede que el MIT haya dado en el blanco gracias a una nueva membrana con una altísima capacidad de separación, y un proceso de fabricación que la haría muy económica.
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