
Llega un momento en el que todo proceso de fabricación debe atravesar una prueba extrema, y eso es lo que decidió hacer General Electric con su complejo sistema aditivo láser, que fusiona múltiples capas de metal para dar forma a las piezas necesarias. El concepto fue nada menos que un motor de reacción, el cual logró alcanzar 33 mil revoluciones por minuto sin ningún incidente.
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