Al igual que ocurre en muchas capitales del mundo, Kinshasa sufre un caos vehicular. A esto se suman los altos niveles de corrupción entre las fuerzas de seguridad. Sin embargo, la ingeniera Thérèse Izay está solucionando ambos problemas a la vez con un equipo de robots que además de administrar el tránsito con precisión, no aceptan sobornos.
viernes, 21 de marzo de 2014
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